¿Cómo aprender a ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a uno mismo?

La respuesta a esta interrogante está en “La llave de la buena vida”, título del libro de Joan Garriga y el nombre que llevó nuestra tertulia CaféConTextos del día martes 21 de julio, comentada magistralmente por nuestra invitada Nelly Stella Balbuena, CEO de @mirandaproduccionesrd

Nelly nos compartió desde su experiencia profesional y vida propia como el libro va tratando la historia de unos padres que le hacen un regalo a su hijo para celebrar su cumpleaños número 18. El regalo es una llave de tres dientes que va abrir los tres tipos de puertas que la vida nos va presentando a lo largo de nuestra existencia: las puertas del ganar, las puertas del perder y la puerta de la muerte.

En las puertas del ganar nos vamos a encontrar con el logro, lo ganado, la expansión, el sumar, el ampliar los recursos materiales, la plenitud, los éxitos.

¿Qué hay que cuidar en esta puerta? El no perdernos en el ego, el evitar identificarnos solamente con los logros, el reconocimiento y el éxito. Perder nuestra humanidad y valores, de desarrollar coraza en el corazón y desprecio. Obsesionarse con el ganar. Ganar sin perdernos a nosotros mismos.

En las puertas del perder nos vamos a encontrar con la crisis, con el reto de confrontar la escasez, lo que no tengo, la necesidad no satisfecha, el perder por la ignorancia de mis recursos, el perder por la falta de reconocimiento del otro y de mis propios dones y talentos. La contracción, el recogimiento.

¿Qué hay que cuidar en esta puerta? Evitar quedarnos en el enojo o resentimiento, despreciar nuestra vulnerabilidad. Caer en la falsa espiritualidad y negarnos a la experiencia “no pasa, todo está bien” cuando en realidad nos pasa todo un torbellino emocional. Evitar dejar de ser nosotros mismos y mantener una fachada de lo que no somos o aparentamos ser. Salir de la victimización. Aprovechar este recogimiento para hacernos un autoanálisis practicando el FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas): convertir las debilidades en oportunidades y convertir las amenazas en fortalezas. Aprender a perder ganándonos a nosotros mismos.

En la puerta de la muerte nos vamos a encontrar con el dolor de la pérdida, con el miedo a la muerte, el dolor de perder a los seres queridos, las pérdidas simbólicas y reales según nuestras etapas de vida y de cosas materiales o no que son importantes y significativas para nosotros (estatus, roles, el funcionamiento de una parte de nuestro cuerpo, dinero, negocios, amores, amistades, recuerdos…).

¿Qué hay que cuidar en esta puerta? Evitar cerrarle la puerta al dolor. Aferrarnos al apego de las cosas materiales y personas significativas para nuestra vida. Aceptar el cierre de un ciclo, tomar el aprendizaje de la experiencia vivida y dar gracias por aquello que fue y nos dejó. Tomar y dar con alegría lo que descubrimos tras las pérdidas, ponerlo al servicio de la vida con gratitud, amor y alegría.

¿Cómo podemos atravesar estas tres puertas?

Primero, permitirnos tomar el regalo dado por nuestros padres: la vida en sí misma ¡Tomar la vida, es tomar el regalo! y con él, la llave que se gesta para nosotros como hijos desde la experiencia de quienes estuvieron antes y nos abrieron camino. Esa experiencia es la que da la forma a la característica principal que tiene la llave: los “tres dientes”. Ellos representan tres recursos y tres “pecados” (el errar en el tiro al blanco):

1. La valentía Vs La cobardía: La valentía es el coraje, tener la capacidad de atreverse a dar lo que se tiene para dar. Superando los miedos que puedan paralizarnos y limitan nuestra capacidad para expresar lo que somos y brindar nuestros dones y talentos. Tiene que ver con nuestra confianza en nosotros mismos y valía.

La valentía nos ayudará a afrontar las creencias limitantes y traumas del sistema familiar y que todavía en la vida adulta pueden hacernos eco, imposibilitando realizar los movimientos y motivaciones de nuestra esencia, quizás: seguir una vocación, ir con libertad hacia aquello que nos es placentero, reconocer y hacerle caso a nuestra brújula interior. La valentía nos ayuda a prestar atención a los recursos que si hay, tenemos y contamos con ello.

2. La verdad Vs La falsedad: La verdad como la capacidad de ser uno mismo a cada momento, evitando la impostura y el simulacro nos ayudará a salir de la falsedad; es decir, generar la capacidad de creer en nosotros mismos, de confiar en lo que somos capaces de trascender. Tiene que ver con la autoestima.

Estando en la falsedad se piensa que el amor y el reconocimiento únicamente se obtendrán con el tener y el desempeñar un rol, más que con el Ser y el fluir. Creen que pueden compensar el amor que no sienten hacia sí mismas logrando que otros las amen gracias a su camuflaje. Se pretende darle a la vida lo que no tenemos. Forzando y violentando nuestra verdadera esencia, la verdad interior que nos habita, los sentimientos genuinos.

3. La conciencia Vs La inconsciencia: La conciencia es la capacidad de darme cuenta, el prestar atención y generar la escucha profunda de lo que dice el cuerpo y las emociones. La conciencia nos ayudará a estar presentes con nosotros mismos y con el otro. Así, puedo superar la inconsciencia que no es otra cosa que la ignorancia, la incapacidad de discernir entre lo que tenemos y somos de lo que no tengo y no soy.

La inconsciencia nos conducirá al adormecimiento, la insensibilización y la desmotivación de conocernos a nosotros mismos; perdiendo el amor y el respeto hacia los propios impulsos y la inteligencia natural del cuerpo que aloja los sentimientos, los deseos y la propia realidad. Cuando dejamos de cavar en nosotros mismos nos convertimos en personas ideólogas, sustituyendo realidad por ideología, viviendo guiados por las propias invenciones, cada vez más alejados de la propia alma.

Conocerlos y ponerlos en práctica es aprender a usar la llave. “La llave de la buena vida”, dada por nuestros padres, nos ayudará a cruzar cada una de las puertas que como oportunidad de trascendencia se nos presenta. Facilitando el conectar en nuestra vida adulta con nuestros dones y talentos, con entusiasmo y con fuerza; con la alegría y la honra de poder servir a los otros, con propósito, tomando con gratitud lo dado. Ganando, sin perdernos a nosotros mismos. Perder, ganándonos a nosotros mismos. Recordando, como lo citó Nelly en la tertulia,  “lo que mantiene firme al árbol ante la tormenta son sus raíces”.

 

Esperamos te sea útil, con afecto,

Yraida Moreno Luna.

En compañía de Nelly Stella Balbuena @mirandaproduccionesrd

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