Constelaciones familiares para la prosperidad y la abundancia
22 septiembre, 2020Queridos lectores, con profunda alegría quiero compartirte esta carta. Líneas que surgieron de mi propia experiencia como migrante -de un proceso personal profundo y sanador- y de la experiencia en el espacio terapéutico donde tengo el honor de acompañar a otros. Mismo proceso que me motivó a realizar mi tesis de maestría sobre este tema de tantas aristas, la migración.
Esta carta me fortalece. La leo cuando extraño a los míos, la comparto con los pacientes que me anuncian su migración o que ya han migrado, con los alumnos que han tomado el curso de “Rituales, una herramienta para las Constelaciones Familiares”, en el Instituto de Estudios Superiores Sowelu y también la hemos compartido en el curso de “Migración, una mirada sistémica”, que se facilita en Psiquexpresión.
En estos tiempos difíciles, de migraciones forzadas y de duelos, en donde necesitamos ampliar la mirada para co-crearnos un mejor vivir, es mi deseo compartirla contigo. Espero te sea útil para acompañar tu corazón en su proceso de sanación donde quiera te encuentres, a donde quiera que hayas migrado tú y tus seres queridos.
Con afecto, Yraida.
Querido(a) hijo(a),
Quiero que sepas que me sentí bendecida al saber que tu alma eligió a tu padre y a mí como tu hogar para encarnarte.
Saberme responsable de sostener tu vida y sentirte crecer dentro de mi vientre fue una experiencia sublime y retadora. Cuando saliste de mi vientre, supe que esa era nuestra primera despedida… Entregarte a la energía del padre para que te pudieras hacer en el mundo, y de su mano, fue un proceso de muchos aprendizajes que implicaron mirar otra parte de esa primera despedida.
Ahora, nos toca una segunda despedida… Me inclino como tu madre ante las cuatro fuerzas que hicieron posible tu vida. Les pido que sostengan tu proceso como migrante. Que la fuerza de las mujeres en mí te contenga. Que la fuerza de los hombres en tu padre te abra camino. Que la fuerza de tu alma te guíe con lo tomado en tu origen y la fuerza del Gran Alma bendiga cada paso que vayas dando en la nueva tierra que te recibirá y donde podrás compartir y sembrar los regalos que te llevas.
Cuando sientas nostalgia de lo que has perdido con esta migración -tu lengua, tu seguridad, tu estatus, tu cultura, tu tierra, tus amigos, tu familia- recuerda lo que has ganado en su lugar: una familia emocional que recibe con gratitud lo que llevas contigo y tus creaciones, nuevos vínculos y relaciones que harán posible tu desarrollo en esa tierra. Una tierra y su gente que hacen un lugar para ti. Te pido los tomes en tu corazón.
Comparte con los hijos de esa tierra lo nuestro para que desde tu corazón hagas el puente de regreso a tu tierra de origen. Enséñales lo nuestro, que sea una ofrenda para ellos en señal de gratitud por haberte recibido y permitir que vivas allí.
Cocina, canta, recita, toca nuestra música, muestra las fotografías de nuestra geografía, comparte nuestra cultura. Y también, a cambio, se parte de la de ellos. Conócela, respétale, valora y aprecia lo que te ofrecen; agradece y colabora en su bienestar para que puedas lograr un nosotros. Nuestras raíces se nutrirán allí, en esa tierra que te recibe. Abónala con tus dones y talentos.
Tienes mi bendición y mi permiso para que florezcas en tus propósitos ¡Tu vuelo es mi éxito! ¡Vuela sin pena y con gloria! Y aunque tu partida me da tristeza, también me regala la oportunidad de reconocerte en tu propia fuerza.
Si la vida nos regala la oportunidad del reencuentro, recíbelo con lo que ahora se empieza hacer diferente. En el corazón, el afecto queda intacto, perteneces y aquí siempre tienes un lugar. Lo demás, irá tornando sus propias formas con el tiempo; esto es inevitable.
Tu cambias y nosotros también. Así como cuando saliste de mi vientre: ¿cómo pudieras estar de nuevo en él? Ahora es en mi corazón. Llévanos tú también en el tuyo para cuando lo ajeno se haga familiar y lo familiar se haga ajeno: nuestros corazones sostengan nuestro asentimiento.
Y si la vida nos quita la esperanza del reencuentro, quiero que sepas que mi alma se queda sostenida en las cuatro fuerzas, aunque en mi corazón de madre exista la lágrima de tu emigración.
Que este adiós nos permita la oportunidad de agradecer.
Por un lado, agradecer la oportunidad que tienes para sanar, florecer, conocerte mejor a ti mismo(a); y por el otro, agradecer que nos podemos quedar disfrutando de aquello de lo que tú pierdes. Míranos con buenos ojos para que este goce también te alcance y puedas disfrutar de todo aquello que la nueva tierra a la que llegas te ofrece y también ellos puedan disfrutarte a ti.
Adiós amado(a) hijo(a), bendigo tu camino con amor.
Mis nietos, tus creaciones, nacerán y crecerán en esas tierras creando nuevos vínculos. Y con ellos se seguirá tejiendo la vida que mis ojos, nuestros ojos, vieron en ti.
¡Buen viaje!